Actualmente hay una serie de proyectos de prospecciones petrolíferas en el área balear-levantino-catalán del mar Mediterráneo, que prácticamente rodean las islas Baleares, amenazando gravemente a su medio ambiente y a su economía, al poner en riesgo la viabilidad de sectores tan estratégicos como el turismo o la pesca.
El propósito final de todos estos proyectos es extraer petróleo en el subsuelo marino, en aguas profundas, por medio de plataformas petrolíferas en alta mar. Proyectos de la misma naturaleza que el que ocasionó el mayor vertido de crudo de la historia: el de la plataforma Deepwater Horizon de British Petroleum en el golfo de México, el 20 de abril de 2010, que provocó un desastre ambiental y económico sobre la pesca y el turismo, cuyos negativos efectos se prolongarán durante décadas.
¿Quiénes son los promotores de estos proyectos?
Debemos citar, en primer lugar, a la petrolera escocesa Cairn Energy, titular de varios permisos de investigación de hidrocarburos en el golfo de Valencia. Estos permisos, otorgados en diciembre de 2010, se encuentran en su primera fase (la adquisición sísmica, o sondeos acústicos). Actualmente se está a la espera de que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente (MAGRAMA) emita la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental (DIA).
En este momento, todo apunta a que esa DIA será negativa, lo que impediría la realización de este proyecto y eventualmente pondría fin a ese permiso de investigación de hidrocarburos. Toda la sociedad balear se ha movilizado unánimemente contra este proyecto. Así lo demuestran, entre otras cosas, las más de 128.000 alegaciones de ciudadanos legalmente registradas en el procedimiento administrativo. También se han presentado decenas de otras alegaciones procedentes de Administraciones, instituciones científicas, ONG, entidades del sector privado, del sector del turismo, de cofradías de pescadores, etc., todas ellas contrarias al proyecto.
Además, en septiembre de 2014, la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar (DGSCM) del MAGRAMA, emitió un informe preceptivo en el que desaconsejaba su realización. En concreto, la DGSCM dice literalmente: “La motivación de este informe negativo está basada (…) en los valores naturales de la zona y en la presencia de espacios y especies protegidos. Por este motivo la alternativa deseable desde el punto de vista de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar es la alternativa de no realización de la actividad de prospección sísmica en áreas de presencia de cetáceos sensibles y especies protegidas”. Asimismo, la DGSCM establece que: “Se considera que este proyecto no es compatible con los objetivos establecidos en la legislación de protección de la biodiversidad ni los objetivos de la Ley 41/2010, de 29 de diciembre, de protección del medio marino y de las estrategias marinas”.
Esta misma empresa, Cairn Energy, tiene solicitados otros permisos de investigación de hidrocarburos en el golfo de León, actualmente pendientes de adjudicación al mejor postor. Curiosamente, la empresa Seabird Exploration pretende llevar a cabo allí una campaña de adquisición sísmica en un área coincidente en gran medida con la de los permisos de investigación solicitados por Cairn Energy.
Spectrum Geo Limited
Por otro lado, está en tramitación ambiental el proyecto de sondeos acústicos solicitados por Spectrum Geo Limited en el mar Balear. Se está a la espera de que se ponga en marcha la fase de alegaciones al Estudio de Impacto Ambiental, pero ya consta en el expediente administrativo un demoledor informe de la DGSCM que informa negativamente la realización de este proyecto.
En marzo de 2014 se publicó en el BOE la solicitud de un nuevo permiso de investigación de hidrocarburos, denominado “Medusa”, por parte de varias empresas, en frente de las costas de Tarragona, muy cerca del área donde Repsol está tratando de ampliar su zona de actuación entorno a su plataforma petrolífera Casablanca, instalada en 1982. Repsol tiene ahí permisos de explotación vigentes desde hace algunas décadas y actualmente está tratando de ampliar el número de pozos. Para ello ha tramitado un proyecto de sondeos acústicos, que ya cuenta con DIA positiva (publicada en el BOE del 23 octubre de 2014), tras cuya realización daría paso a una fase de sondeos exploratorios (perforaciones), cuyos permisos Repsol está ya tramitando.
Todos estos proyectos justifican su idoneidad y la necesidad de llevarlos a cabo en la elevada dependencia del sistema energético español de las importaciones de hidrocarburos. El grado de dependencia exterior con respecto al petróleo y al gas natural es elevadísimo (en 2012 fue del 99,74% y del 99,82%, respectivamente). El Ministerio de Industria, Energía y Turismo (MINETUR) y el sector de los hidrocarburos insisten a la par en que esa grave dependencia de las importaciones energéticas nos hace vulnerables geoestratégicamente, lastra el desarrollo económico e implica un serio quebranto económico para nuestra balanza comercial (de varias decenas de miles de millones de euros cada año). Todo eso es cierto, como lo es también que, a pesar de los muchos esfuerzos realizados en el pasado en la búsqueda de hidrocarburos en España, no se logrado impedir que la producción autóctona de petróleo y gas sea marginal. Y todo indica que muy probablemente seguirá siendo así en el futuro, dadas nuestras características geológicas.
Pero hay otras cosas en juego, mucho más importantes. En primer lugar ¿tiene sentido permitir que esta fiebre petrolífera ponga en riesgo lugares de gran interés ecológico y, en consecuencia, económico, pues la pesca y el turismo de calidad que en ellos se desarrolla son actividades que dependen del buen estado de la Naturaleza? Un dato: gracias a la importante dotación de playas y la elevada calidad paisajística y medioambiental, Ibiza y Formentera tienen una imagen consolidada que les ha permitido desarrollar un sector turístico competitivo que representa casi toda su actividad económica. Con una población de 150.000 residentes, tienen casi 2,5 millones de turistas anuales, un gasto turístico de 2.400 millones de euros y una renta per cápita y empleo muy superior a la media española.
En segundo lugar, ¿es necesario correr esos riesgos cuando, con las políticas adecuadas, el ahorro y la eficiencia energética y las energías renovables podrían ser la base de nuestro sistema energético, en lugar de los combustibles fósiles, como sucede actualmente?
Pero si todo esto parece baladí, vayamos al argumento de mayor peso: el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas ha concluido que no se podrá utilizar ni una cuarta parte de las reservas de hidrocarburos ya conocidas si no queremos incrementar la temperatura media del planeta más allá de los 2ºC, a partir de la cual el cambio climático sería catastrófico e irreversible.
Es decir, ¿debemos asumir planteamientos cortoplacistas e interesados, como los que promueve el lobby de los hidrocarburos, cuando la Ciencia ha demostrado ya irrefutablemente que resultaría inútil, innecesario y hasta contraproducente seguir apostando por tecnologías caras y peligrosas como las prospecciones petrolíferas en aguas profundas (o el fracking) para buscar nuevos yacimientos, si queremos evitar un cambio climático catastrófico? Este es el quid de la cuestión.
Carlos Bravo, Miembro de Salvia y Coordinador del Secretariado Técnico de la Alianza Mar Blava.